Viajeros

Miniturismo en las Sierras

ESCAPADAS DE OTOÑO



Nada se compara a la serenidad del otoño cuando sus colores y su brisa tibia de siesta se adueñan de los paisajes en las Sierras de Córdoba.

Los caminos cubiertos de hojas son como imanes que atraen a aquellos que aun se divierten con el crujido de cada pisada.

Aquella mañana de sábado asomó con brillo. La ventana de la cabaña que nos recibió en Tanti dejó que el otoño se sienta a pleno.


La canasta se completó con lo indispensable para pasar el día de picnic paseando por los alrededores: equipo completo de mate y pan - del mejor- el recién horneado, el casero típico de estos parajes.

El rumbo no estaba del todo marcado pero nuestra brújula interna nos guió hacia el norte de Punilla, en un recorrido de esos tradicionales, pero no menos encantador por lo acogedor de sus rincones.

La Ruta N° 38 estaba semi transitada, tranquila, al ritmo de los lugareños en su vida cotidiana, alborotada sólo por la bocina del Tren de las Sierras que anuncia su paso a la vera del camino.



La hora invitó a desplegar el mantel a la orilla de algún balneario y a la sombra de una generosa arboleda ya vestida de amarillo, como posando para la foto de estación.

 


La siesta nos sorprendió deambulando por las calles de la ciudad de La Falda, a través de su impecable avenida central rematada por el legendario Hotel Edén, desde donde originalmente se puede ingresar al circuito turístico “Camino del Cuadrado”, que une entrañablemente dos áreas vecinas, la de Punilla y la de las Sierras Chicas.



Su actual vía de acceso totalmente asfaltada está en el puesto de la policía caminera en Valle Hermoso. El trazado cubre 37 km y nos pinta un panorama ondulado al modo serrano, con una altitud máxima de 1300 msnm.


  

Del otro lado del faldeo de las Sierras, a lo largo de la Ruta N° 53, encontramos varias localidades con diferentes atractivos y con un caudal de pobladores que va en ascenso dada su cercanía a Córdoba Capital, entre ellas: Salsipuedes, Agua de Oro, Ascochinga, Rio Ceballos, Unquillo, Mendiolaza, Villa Allende...


Su vida tranquila y apta para el descanso lleva la impronta de haber sido para muchos capitalinos ese gran patio de juegos y bicicleteadas, lugar de recreación, Carnavales y festivales veraniegos.

En la actualidad el entorno se ve aggiornado por los selectos espacios para el Golf, que junto a los Museos, Capillas, Estancias,  rally, cascadas y arroyos, trekking, mountain bike y deportes náuticos en el Dique La Quebrada ( Reserva Hídrica Natural Del Parque La Quebrada), constituyen una buena opción para el relax en esta región de Córdoba.

 

  



El regreso al Valle de Punilla tiene dos vías, por la ruta que desemboca en el Dique del Lago San Roque hasta llegar -siempre por asfalto- a Villa Carlos Paz o también lleva a la localidad de Bialet Massé.

Otra alternativa es buscar el Cerro Pan de Azúcar ( que corona a Cosquín con 1260 msnm. ).


El camino es angosto, sin dificultades, lento por ser de ripio, lo que lo convierte en un paseo muy entretenido, en una distancia de un poco más de 20 km, con mucha vegetación y áreas naturales.



Si bien esta época del año concede superabundancia de colores y matices, el cielo de Abril fue temprano buscando su reposo, ya que aún restaba la jornada del domingo para proyectar un fin de semana completo, aventurado en las Sierras, en una escapada pintada de otoño.




Fotos y texto: Ana Claudia Simes
Tanti - Sierras de Córdoba


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ESTILO TURISTA O VIAJERO
Las sensaciones de la estadía

Las tendencias, las modas, el mercado y algunos otros factores entremezclados, definen la clásica tipología de aquel que anda por el mundo descubriendo caminos.
  
  
Dependiendo de la personalidad o la motivación del viaje, los hay aventureros, tradicionales, relajados, exploradores, culturales o rutinarios. Aunque también, es el bolsillo el que puede marcar un perfil determinado: el del acomodado, comodón, menos cómodo o de andar incomódo...
La edad, el sexo, la nacionalidad, la educación, el viaje solitario o en familia, con los amigos y desconocidos señalan un ESTILO y una actitud. Pero estoy convencida de que son las sensaciones que rescatamos en el tiempo, las que marcan la diferencia a la hora de pensar en un viajero o un turista dispuesto a emprender esa ida a algún destino que casi inconscientemente, lo está esperando.
Dije IDA, pero también  podría ser HUIDA: escapada, salida, fuga, evaporación en un tiempo sumamente fraccionado. Veloz.



Y este es un buen punto de partida: pensar al turista global como un ser fraccionado en el tiempo. Tiempo de trabajo y tiempo de ocio, una bisagra que lo fragmenta en lugar de articularlo en su propia cronología.
Y podría citar directamente a la mochila en tanto testigo clave del modo del turista actual y como una metáfora de la vida misma que se empaca y se comprime: equipaje pequeño, angosto, liviano, que transporta lo básico, lo práctico, lo descartable.


 


En la antigüedad, la mayor parte de la población quedaba inmolvilizada en el espacio donde nacía. Salvo los viajeros o los que contaban con tiempo de ocio para recorrer rutas religiosas y comerciales, pocos eran los que viajaban. Tal vez aquellos que conformaban la aristocracia de turno. El transporte como producto de la revolución industrial cambió la sociedad y el panorama mundial y los desplazamientos de masas son moneda corriente.
Hoy todos somos potenciales viajeros. Casi todos suelen ser turistas, seres apresurados que aceleradamente arman y desarman maletas de escapada, siempre en condición de partida.
No es poca cosa la escasez del tiempo. Pero, aunque se impone sobre nuestros planes, no determina nuestras sensaciones. Podemos aún ser sorprendidos en pleno viaje.


Entonces, cómo acortar las distancias entre el ser viajero o ser turista?
Yo propongo no descuidar la actitud de observar profundamente el camino para luego detenerse  y prestar atención a las SENSACIONES DE LA ESTADIA. Un sabor, un perfume, un gesto, la palabra, una leyenda, un monumento, la naturaleza, el paisaje, es decir, interrelacionarse con los lugares desde lo desconocido para descubrirlo como lo nuevo, eso que en realidad nos desacelera, al mejor estilo viajero!




Fotos y texto: Ana Claudia Simes
Tanti - Sierras de Córdoba


 




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