LA TIERRA Y EL ARTE DE ELABORAR OBJETOS
La arcilla modelada con pasión
El
barro o la arcilla son la materia prima, surgidos de las entrañas de la
naturaleza. La alfarería ( “alfaharería” ), como arte de elaborar objetos, le
ha permitido a la humanidad no sólo la posibilidad de fabricar artesanalmente
toda clase de enseres o utensillos domésticos, sino que le ha enseñado el
placer de la creación en contacto con la tierra.
Las
Sierras de Córdoba es una región dotada de artistas alfareros, con habilidad
para transmitir costumbres, saberes y oficio a través de los tiempos.
“El
contacto con la arcilla, el poder modelar una pieza con métodos similares como
lo hacían los pueblos originarios hace muchos años, producen en mi y -pienso
que en la mayoría de las personas- un cúmulo de sensaciones físicas y emocionales muy gratas...”. Estas son las palabras de Alejandra Destéfano, una
joven artista de Villa Santa Cruz del Lago,que despliega su actividad
emprendiendo un taller de Cerámica Precolombina en la zona y asistiendo a
talleres afines en el Salón Rizzutto de Villa Carlos Paz.
"Cuerpo, mente y espíritu participan en cada creación...Realmente recomiendo a todos pasar por la experiencia del barro. La conexión con la tierra es maravillosa, te saca ese ser creador que todos llevamos dentro, te conecta nuevamente y te hace volver a los orígenes”, reflexiona Alejandra, con el orgullo de que cada pieza que expone en las muestras está inspirada en las distintas culturas americanas, respetando las técnicas y procedimientos de esos pueblos.
Un toque de historia
La
temática me atrae inmediatamente, será por la magia de los sentidos
involucrados en cada creación....no lo sé, pero voy por más información al
respecto y busco entonces un poco de historia sobre este singular oficio que
cautivó a civilizaciones enteras:
La
palabra alfarería proviene del árabe “fahhar”( barro ) y ésta, a su vez, del
hebreo “hhafar” ( tierra ).
Los
primeros objetos de alfarería se remontan al período Paleolítico Superior y se
trata de pequeñas representaciones de divinidades maternales y de culto a la
fertilidad como la llamada Venus de Dolni Véstonice, que data de 29 000 - 25 000 antes de Cristo.
Una de
las piezas más antigua que se conoce es una vasija del período Jomon de la
época de la prehistoria del Japón ( 10 000 a. C. / 8000 a. C. ), pieza
que actualmente se expone en el Museo Nacional de Tokio.
Los artesanos
precursores y especializados aparecieron en la región de la Mesopotamia,
quienes inventaron las herramientas para trabajar mejor la arcilla, como el
torno y el horno para cocerla hacia el 3400 a. C. En Grecia empezó a decorarse las piezas con motivos geométricos, que eran los
detalles más habituales junto con reproducciones de plantas y escenas
cotidianas, que se hacían imitando el arte de la escultura[.]
En la
antigüedad americana la mayoría de sus pueblos eran agrícolas y, por tanto,
sedentarios, lo que hizo que se produjeran grandes cantidades de utensilios
domésticos para su uso culinario o de almacenaje. Aunque se utilizaron
distintas arcillas según el territorio donde se fabricaban, el horno abierto
era el único conocido en toda el territorio indígena. La técnica de la
realización era, en general, a mano, sin ayuda de torno, y se utilizó el molde
según la época y la cultura.
El
modelado a mano era una técnica utilizada por los pueblos primitivos.
Entre la técnica
y la habilidad
Todas las piezas
cerámicas pasan por varias fases durante su elaboración: preparación del barro,
modelado, secado, primera cocción u horneado (alfarería tradicional) y
cocciones de aplicación de técnicas cerámicas.
“Pero, más que técnica
se necesita la habilidad”, así supo explicarme quien fuera una muy popular alfarera
de la zona, Doña Alcira de López, en una entrevista para ser publicada en la "Revista Sophia" ( Luz Editora S.A. ), a la que gentilmente accedió allá por el
año 2005 y a la sabia edad de 86 años.
Foto: Charly Soto
Su simpleza, su
historia y su experiencia me atrapó. Su familia estaba arraigada en
Traslasierras, donde tuvo quince hijos. La situación de pobreza la obligó a
valerse por si misma y empezó a fabricar sus propios utensillos de cocina.
“Hacer la primera olla me costó una barbaridad, pero fui mejorando...había una
familia por detrás: hacía desde el brasero, las cacerolas, los platos, tazas,
jarras, cántaros y macetas...” Con instinto de madre se había propuesto sacar a
sus hijos de la pobreza y canjear cerámica por ropa y alimentos.
Foto: Charly Soto
Detallista e
ingeniosa, comenzó a vender a la vera de la ruta sus productos a los turistas.
El esposo era quien buscaba la arcilla y los chicos también ayudaban, hasta que
comenzaron la escuela, lo que para Alcira era una satisfacción. Ni el frío de
las Altas Cumbres, las largas distancias o la escarcha lograban ser un
obstáculo insalvable. Los años pasaron, la mayoría de los integrantes de la
familia trabajaban aumentando la producción de objetos, al punto de decidirse a
participar en exposiciones tradicionales en Cosquín, Entre Rios, Rosario,
Buenos Aires, logrando diploma de distinción!
Foto: Charly Soto
Releyendo estas historias y con una mirada retrospectiva, hoy
estoy convencida de que la
tierra les delineó un camino y sus propios destinos.
Me queda la sensación de que no fueron ellos quienes modelaron la arcilla, sino –al contrario- fue la tierra misma la que esculpió sus vidas al punto de convertirlos en alfareros de naturaleza, alma y corazón.
Cuando de turista andes
por los caminos de Córdoba, quizás recuerdes estos relatos y, a la hora de
buscar un souvenir, prefieras algún objeto que lleva en sus entrañas la
naturaleza más pura y fresca del interior provincial: la noble y dócil arcilla,
modelada con la pasión de los ingeniosos artistas locales.
Valle Sagrado de los Incas
Texto y fotos: Ana Claudia Simes
Texto y fotos: Ana Claudia Simes
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