Huella Cultural
Temas compilados
LA LEYENDA DE BAMBA
Una historia de pasión de la Córdoba Colonial
Cuántos relatos en la historia de los pueblos trascienden en el tiempo para convertirse en mitos o leyendas que cuentan sobre vidas que sintieron el amor, los odios, la valentía y la pasión hasta el extremo.
Una leyenda es una narración tradicional con elementos de ficción, a menudo sobrenaturales y se transmite de generación en generación. La leyenda se ocupa de hombres que representan arquetipos, tipos humanos característicos de una época, lugar y cultura determinados.
Se podría decir que “Bamba” es uno de ellos. Un mestizo de la Córdoba colonial protector celoso de su amita, Magdalena, la hija del Regidor Juan de Allende, criada con las comodidades y lujos de la ciudad de entonces.
“Bamba” es el título de una obra poética del escritor cordobés Ataliva Herrera ( 1888- 1953 ), cuyo drama se desarrolla entre los paisajes de la Córdoba colonial y sus alrededores serranos.
Cuenta la historia que el Regidor Juan de Allende tenía un hermano, Tristán de Allende, capitán de las fuerzas españolas encomendadas para correr a las tribus de La Rioja más al norte. En esa expedición Tristán conoció a Dominga, una india con quien sostuvo un encuentro amoroso a orillas del rio Saldán, ocasión en que fue concebido un niño al que llamaron Bamba.
El origen del niño mestizo fue ocultado y Juan de Allende lo adoptó como sirviente de la familia, se crió a la par de ellos pero desconociendo que era un familiar del Regidor.
Pasaron los años y esta señorita de la sociedad cordobesa contaba con candidatos que no dejaban de proclamarle su amor, entre ellos un joven Gaspar, de educación sobresaliente aunque infiel en esa relación. Bamba enterado de los engaños del pretendiente, una noche lo retó a duelo en defensa de Magdalena, terminando la pelea con la muerte de aquel muchacho. El mestizo huyó desesperado hacia el sur de las sierras en un potro robado, deambulando por los matorrales, viviendo en la soledad.
Pasaron los años y esta señorita de la sociedad cordobesa contaba con candidatos que no dejaban de proclamarle su amor, entre ellos un joven Gaspar, de educación sobresaliente aunque infiel en esa relación. Bamba enterado de los engaños del pretendiente, una noche lo retó a duelo en defensa de Magdalena, terminando la pelea con la muerte de aquel muchacho. El mestizo huyó desesperado hacia el sur de las sierras en un potro robado, deambulando por los matorrales, viviendo en la soledad.
Pero un día regresó a Córdoba guiado por su sentimiento a Magdalena. Rompió la puerta de su casa, llegó hasta la habitación y comenzó a cantarle amorosamente:
“Vengo a tus pies Magdalena
A dejarte el corazón y a llorarte en mi canción
La amargura de la pena que desborda mi pasión.
Si mi delito es quererte
Y asi lo quiere la suerte
A tu querer me encadeno
Y yo mismo me condeno a quererte
Magdalena asustada perdió el sentido. El la tomó en sus brazos y se alejó a caballo al galope hasta llegar a una gruta de piedra, la que sería su morada. Pasó el tiempo y lentamente se fueron adaptando a la incomodidad y rigor de la vida en las sierras.
Con el tiempo tuvieron 4 hijos: Magín, Crespín, Delfín y el más pequeño ( que la leyenda no registra nombre y cuya ceguera sería el desencadenante del drama de la historia).
Bamba decide consultar por esta circunstancia a una hechicera, quien les indicó que tenían que encontrar los pétalos de la flor de Lirio-Lay para producir el milagro de devolverle la vista.
Envian a sus hijos mayores en busca de la flor, pero entre peleas y celos se golpearon hasta la muerte quedando vivo sólo Crespín, de quien se perdió el rastro.
Magdalena y Bamba salieron en su búsqueda, pero todo resultó infructuoso.
Tristemente resignados tras una larga espera, Bamba y Magdalena abandonaron la idea de encontrar la flor.
Así, una mañana salieron por las sierras a buscar alimentos.
Así, una mañana salieron por las sierras a buscar alimentos.
Entre precipicios y laderas, en un terrible descuido Bamba cayó mortalmente. Magdalena se llenó de angustia, regresó a la gruta y lamentablemente su pequeño enfermó gravemente hasta morir. Magdalena desconsolada lo llevó hasta un cerro, lo puso en una cesta en lo alto de un árbol y el angelito se transformó en la conocida planta “flor del aire”.
Mientras tanto y a pesar del tiempo transcurrido, una comisión -que no había abandonado la búsqueda de Magdalena- la encontró y la regresaron a su casa, en un estado casi de demencia, por lo que fue llevada al convento de Santa Catalina donde finalmente encontró su descanso final.
El escultor Miguel Pablo Borgarello tomó la leyenda y levantó en 1951 un monumento, el “Bamba”, ubicado a la altura del Km 745 de la Ruta 38, en jurisdicción de la comuna de Estancia Vieja., Valle de Punilla.
El escultor Miguel Pablo Borgarello tomó la leyenda y levantó en 1951 un monumento, el “Bamba”, ubicado a la altura del Km 745 de la Ruta 38, en jurisdicción de la comuna de Estancia Vieja., Valle de Punilla.
Esta obra está coronada por un gran cóndor, tal como el escritor Ataliva lo ha invocado en su poema comofuerza inspiradora de su obra y de esta leyenda, una de las más emblemáticas de la zona.
Fotos y texto: Ana Claudia Simes
Tanti - Sierras de Córdoba
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SALUD Y TURISMO,
LA IDENTIDAD HISTÓRICA DE PUNILLA
Hacia fines del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, la región de Punilla conformó una zona geográfica propicia para el tratamiento de afecciones pulmonares, especialmente la tuberculosis, debido a las características de su clima absolutamente benigno. Desde siempre, el aire de las Sierras de Córdoba mereció los mejores elogios y la consideración por parte de especialistas médicos al punto de dar origen a proyectos e instituciones sanitarias, entre ellos, el más emblemático fue el Hospital Santa María.
El necesario aislamiento del enfermo en este y otros nosocomios y su consiguiente estigmatización marcó a toda la región. Muchos de los que se curaron se quedaron y comenzaron nuevas vidas. Y poco a poco comenzaron a aventurarse los familiares, sus allegados y todo aquel que se viera esperanzado de encontrar en las Sierras el bienestar tan anhelado. Esto dio lugar a que en las diferentes e incipientes localidades crecieran los establecimientos y los servicios relacionados a la atención de infectados provenientes de otras regiones del territorio nacional y hasta de países limítrofes.
Hacia 1890 fue especialmente el tren como medio de transporte y comunicaciones, el que aceleró el proceso de llegada de pasajeros.
A principios del siglo XX surgieron en el valle una serie de establecimientos hoteleros de significativas dimensiones, como “La Victoria” en Capilla del Monte, el Hotel “Santa María”, el legendario Hotel Edén, en la ciudad de la Falda. Cada uno de ellos atendía pasajeros de distintos sectores sociales, más allá de los que estaban especializados en la curación de los enfermos.
Hotel Edén - Foto: Ana Claudia Simes
Esta realidad es considerada por los historiadores como el factor fundamental del desarrollo del turismo en las Sierras de Córdoba, especialmente en el Valle de Punilla.
Transcurriendo la mitad del siglo XX los tratamientos y antibióticos comenzaron a brindar resultados eficaces y por consiguiente comenzó la declinación de los nosocomios de internación para afectados pulmonares.
Por otro lado, el desplazamiento masivo de personas cobró otra dimensión con el logro de derechos sociales como las vacaciones para los asalariados.
Las Sierras de Córdoba se convirtió en un semillero de colonias gremiales y se dio un cambio importante en el perfil del visitante y los servicios vinculados a la actividad. Estos factores entreverados marcaron paulatinamente un destino turístico que quedó arraigado en los pueblos, con el sello de un clima generoso, que básicamente atrae a todo aquel que busca un bienestar físico y anímico acompañado de un descanso singular.
Foto: Ana Claudia Simes
Texto: Ana Claudia Simes
Información recopilada en calidad de asistente de las “Cuartas Jornadas de Historia de los Pueblos del Valle de Punilla”- Tema: “La historia del Turismo en Punilla”-
Villa Carlos Paz- 2005-
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LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
...que no estaban "de paso por América...”
Viajar nos lleva a perseguir una HUELLA HISTÓRICA CULTURAL que se impone a cada paso, durante todo el camino. Es bueno entonces arrancar por los antepasados y conocer a LOS PRIMEROS POBLADORES DE LAS SIERRAS DE CORDOBA.
Siguiendo a los especialistas en el estudio de la historia de los pueblos originarios, los primeros grupos humanos arribaron al territorio que actualmente pertenece a la Provincia de Córdoba hace unos 13.000 años. Aunque, según indican, las evidencias de la presencia humana en las Sierras de Córdoba son más numerosas a partir del 7000 al 2000 a.C.
Estos pequeños grupos distribuidos por el ambiente serrano eran cazadores y recolectores, ya que obtenían sus propios alimentos, cueros, huesos y astas para la confección de vestimenta e instrumentos o materiales para la construcción de viviendas ( tiendas o carpas ). Paulatinamente lograron una mayor estabilidad residencial en la zona, tal vez aprovechando las condiciones propicias para la subsistencia.
Se convirtieron en alfareros y agricultores...
A partir del período 500 a.C.- 900 d.C. comenzaron a dominar la técnica alfarera ( cerámicas ) y otras tecnologías para las herramientas, que dio lugar a la agricultura, lo que llevó a la interacción entre diferentes grupos alcanzando un crecimiento demográfico muy importante. Estas diversas sociedades agroalfareras, que se sucedieron en el tiempo, culminarían en los Comechingones.
Los Comechingones es una construcción española que operó extendiendo un nombre que posiblemente se aplicaba a parte de un grupo, a toda la región serrana o a alguna agrupación, con características muy cercanas a la de los sanavirones.
Desde mediados del siglo XVII Córdoba también recibió contingentes de indígenas provenientes de otras jurisdicciones. Llegaron así cambios culturales y de relaciones de poder y jerarquía de relevancia. Pero este proceso histórico sufrió un giro inesperado en el siglo XVI, con la llegada del régimen colonial por parte del imperio europeo.
Período colonial y fundación de La Nueva Andalucía
En 1571 el virrey del Perú, Francisco de Toledo, extendió el título de Gobernador de la Provincia del Tucumán a don Jerónimo Luis de Cabrera, con el objeto de fundar una ciudad en el valle de Salta. Buscaba asegurar el tránsito de bienes y personas desde el Rio de la Plata hasta Potosí. Pero Cabrera envió una expedición a Córdoba y emprendió asi la fundación de la Nueva Andalucía, un 6 de Julio de 1573.
A partir del proceso de la colonización, los primeros vecinos de Córdoba junto a los indígenas desplazados desde diferentes regiones del virreinato poblaron la nueva ciudad.
Córdoba se transformó en un lugar de tránsito comercial interregional, como centro de enlace y distribución desde donde se organizan los transportes hacia y desde Potosí – Buenos Aires. Asi la exportación de mulas se vuelve el principal producto de exportación ( producción y engorde )
Encomiendas: un sistema de explotación
La Corona española premiaba por los servicios prestados durante la guerra de la conquista por medio de “mercedes de tierra” y “mercedes de encomienda”. Las primeras era parcelas de tierra, las cuales en su mayoría pertenecían originalmente a los nativos, quienes fueron finalmente trasladados a las estancias españolas. Las segundas eran una sesión graciosa de la Corona que renunciaba a su derecho a cobrar tributo a las poblaciones indígenas, a favor de un encomendero. Los indios tributarios eran los varones, que debían pagar una tasa anual de 5 pesos ( en dinero o especies ), conmutable en Córdoba por 120 días de trabajo.
Lamentablemente, estas fueron una forma jurídica para la explotación de la mano de obra indígena. Los encomenderos les cobraban a los indígenas mediante el “servicio personal”, también fuente de esclavización.
Estas fueron causas del descenso abrupto de la población indígena, además las epidemias introducidas por los europeos..
La dominación colonial infrigió profundos cambios a la población nativa. Se abandonaron viejas prácticas y tradiciones culturales. Se formaron comunidades multiétnicas que se afincaron en el interior de las estancias: nativos de diferentes orígenes, esclavos de procedencia africana y población peninsular. La estancia se convirtió en un ámbito mestizo donde las identidades culturales se entremezclaron hasta confundirse, corriendo serio riesgo de desaparecer.
Bien vale entonces, haciendo justicia con aquellos primeros pobladores de estas tierras del sur de América, reproducir hasta el infinito este pensamiento de una colla en la OEA: “Nosotros los indios, no estamos de paso por América. Somos América”.(*)
Fotos y texto: Ana Claudia SimesTanti - Sierras de Córdoba
(*)Bibliografía: “Los Pueblos Indígenas de Córdoba”
Eduardo Berberián y otros. ( Investigadores, docentes y becarios pertenecientes al:
CONICET, al Centro de Estudios Históricos Prof. Carlos Segreti y la UNC.
Editorial “El Copista” – Córdoba – 2011-
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